El compositor peruano sigue explorando las posibilidades de la experimentación musical con Lima Norte Metamúsica, su producción más reciente, en la que abundan minimalismo, ruido y colorismo.
Qué: Disco (Superspace Records)
El músico peruano Wilder Gonzáles Agreda ha dedicado buena parte de su vida –y los veinte últimos años de su carrera–, a confeccionar uno de los universos sonoros más complejos y, por momentos, difíciles de escuchar de toda la escena independiente local. Dentro de su muy profusa producción, que se inició a mediados de la década de los 90 con el surgimiento del colectivo Crisálida Sónica, que agrupaba actos de corte experimental, cuando no abiertamente ruidista, como los recordados Dios Me Ha Violado, Hipnoascención, Labioxina, Girálea y más, Gonzales Agreda ha lanzado discos junto a proyectos como Fractal, Avalonia, Azucena Kántrix o The Electric Butterflies, además de fraguar varios trabajos como solista, como el reciente Lima Norte Metamúsica. En esta nueva producción, cuya portada fue diseñada por Anthony Ausgang (el mismo de Congratulations, de MGMT), Gonzales entrega siete cortes que, en sus propias palabras, incluyen «minimalismo, ruido y colorismo grabados entre 2009 y 2012», son una inmejorable muestra de sus obsesiones compositivas. Quizás no sea un disco fácil de digerir, pero la huella que puede dejar en ciertos oyentes justifica por completo el descenso a estos horrísonos y extrañamente hermosos sótanos musicales. Y junto a sus discos, González Agreda ha sido un entusiasta promotor de todas las formas no comerciales de hacer música moderna desde su bitácora personal.