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domingo 22 de diciembre de 2024
Chicas ye-yés

Chicas ye-yés

En aquellos lejanos 60 las chicas ye-yés marcaron época. Las mujeres españolas querían ser modernas y divertidas. Rubén Caravaca nos adentra en el túnel del tiempo con este informe sin desperdicio –publicado originalmente en 1997, en el Especial 60 de ZdeO–, en el que nos recuerda a Conchita Bautista, Salomé, Massiel, Rocío Durcal, Gelu, Karina y muchísimas más.

 


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Nota publicada originalmente en 1997, en el Especial 60 de Zona de Obras, y revisada en 2022


 

El 25 de abril de 1962 una joven estudiante de alemán graba cuatro canciones en seis horas, acompañada de «unos músicos mediocres para los cuales la grabación era un juego». El resultado, cuatro millones de discos vendidos en toda Europa. Su nombre, Françoise Hardy; su canción, Tous les garcons et les filles, todo un himno para la juventud francesa. La canción fue tan popular que las Juventudes Comunistas de aquel país editaron una revista con el mismo nombre. Y Fernando Márquez «El Zurdo», cuando publicó su particular historia de la nueva ola madrileña, la denominó del mismo modo. Y es que «la Hardy», fue, es y será la musa por excelencia del pop francés que, por otra parte, tanta influencia ha ejercido en la canción de nuestro país.

Mientras esto pasaba en el país vecino, nosotros estábamos europeizándonos, habíamos llevado al Festival de Eurovisión a nuestra primera representante, justamente un año antes. Era Conchita Bautista y la canción Estando contigo. Quedamos, hay que asumirlo, los novenos sobre un total de… nueve participantes. Pero esa era la realidad de aquellos primeros 60, donde la Bautista era lo moderno y lo clásico Gloria Lasso (1922-2005), y es que… siempre hemos sido diferentes.

Con anterioridad una madrileña llamada Pilar García de la Mata y Caballero de Rodas se había presentado al programa Salto a la fama, de TVE, interpretando canciones de Paul Anka. Ocurría en 1960 y llegó a grabar un disco producido por Filippo Carletti. Pero no se hizo muy popular hasta que se integró en los Jumps, grupo al que también perteneció Junior, formando Mimo y los Jumps. Fue nuestra primera chica ye-yé.

Salomé Chicas ye-yés

Chicas ye-yés hubo muchas, pero antes de hablar de ellas vamos a refrescarnos la memoria con algunas de nuestras pioneras. Como no recordar a Salomé que ganó, junto a Raimon, el V Festival de la Canción del Mediterráneo celebrado en Barcelona en 1963 con el tema Se’n va anar, retransmitido para toda España por la televisión franquista. Antes ya había grabado un par de EPs. Su éxito en dicha convocatoria ayudó a consolidar el fenómeno de la nova canço y también contribuyó a que no se pudiera volver a concursar en el mencionado festival en otro idioma que no fuera el castellano. Pero éste no fue el único concurso en el que participó. También estuvo en el de Madrid o en el de Aranda del Duero, denominado Festival del Duero, así como en otros internacionales, véase Sopot o Venecia.

Pero María Rosa Marco, nombre real de Salomé, ganó años más tarde, en 1969, el más importante de todos: El Festival de Eurovisión, con el tema Vivo cantando, compartiendo premio con Lulu (Inglaterra), Frida Boccara (Francia) y Lennie Khur (Holanda). Sorpresas de la vida, un premio que habitualmente ganaba un intérprete solamente, ese año lo consiguieron las cuatro y había trofeo para todas. Salomé editó muchos discos. En el EP con el que ganó el V Festival de la Canción del Mediterráneo, incluye los tres primeros premios de dicho evento y la canción Mediterranean Skies, el tema que representaba a Israel.

Otras canciones que se hicieron famosas en su voz fueron: Aquella melodía, Condenada a quererte, El llano, e hizo interesantes versiones como Morir de amor, de Charles Aznavour; El abuelo, de Alberto Cortez; Llama, de T. Hach; Gwendoline, del también eurovisivo Julio Iglesias y toda una serie de canciones de Armando Manzanero. Incluso se atrevió con Los cuatro muleros, de Federico García Lorca. Ella, que siempre ha llevado a gala el ser de Barcelona, para ponerlo más de manifiesto grabó un par de discos de sardanas con temas como La santa espina, siendo habitual en su discografía y en sus presentaciones en directo temas en el idioma de Salvador Espriu. Se especuló mucho sobre su posible romance con Andy Rusell, un mexicano nacido en Los Ángeles que hizo famoso el tema ¡Qué bonita es Barcelona!, y también se habló de un posible romance con el también eurovisivo Jaime Morey, luego responsable artístico de Antena 3.

«De todas las ye-yés, destaca de manera especial María de los Angeles, Gelu, una granadina encantadora que daba unos gritos por los cuales se hizo muy famosa y a la que llegaron a comparar con la italiana Mina»

Pero no fue la primera española que había ganado el Festival de Eurovisión. Un año antes lo había logrado María de los Angeles Santamaría, conocida en el mundo del espectáculo como Massiel. Esta madrileña se dio a conocer dentro de lo que se llamó «nueva canción castellana», junto a Nino Sánchez o Manolo Díaz, una réplica institucional para compensar los éxitos de la «canço» catalana. (Su primera presencia importante fue en el Festival de Mallorca en 1966, a los diecinueve años, donde consiguió el Premio de la Crítica con la canción de Manolo Díaz Rufo el pescador). Luego grabó temas de varios autores y una interpretación suya nos descubrió a un jovencísimo Luis Eduardo Aute; su título: Aleluya número uno.

Pero su triunfo masivo fue cuando ganó el Festival de Eurovisión en 1868. Hasta ese año nuestra presencia había sido discreta en el mejor de los casos y desastrosa en la mayoría de las ocasiones. Los dos años anteriores había acudido Raphael, el niño mimado de doña Carmen Polo de Franco, y para la edición del 68 había que elegir bien para conseguir el éxito. La elección iba a recaer en Joan Manuel Serrat. Estaba triunfando en todo el país con su Canço de matinada, con un apoyo importante de la Cadena Ser, que intentaba consolidarse en Cataluña, y de las revistas musicales del momento.

Precisamente en una actuación en El Gran Musical en Madrid Serrat intercaló algunos versos en castellano, abucheándole el público asistente. Al noi le sorprendió este comportamiento del público madrileño, interrumpió la canción y, después de una pequeña reprimenda, continuó el tema ya sin interrupciones. El mánager por excelencia de la época, Jose María Lasso de la Vega, se hizo con sus servicios gracias a la mediación de Salvador Escamilla, máximo pope de la radio en Barcelona. En la cartera profesional de Lasso de la Vega estaban los mayores vendedores de la época, como el Dúo Dinámico o Antonio Molina. Como parecía ser que Serrat no tenía problemas para cantar en castellano, se buscó una discográfica de proyección nacional para lanzarle a nivel masivo.

La elegida fue Novola-Zafiro. Esta distribuía el sello Acción, propiedad de la Ser. Zafiro presenta la candidatura a TVE con dos temas diferentes: Los titiriteros, cuyo autor era Serrat, y La,la,la, del Dúo Dinámico. Todos están de acuerdo en que el primer tema es mejor, pero que el segundo es el ideal para Eurovisión. El año anterior había ganado Las marionetas en la cuerda, de Sandie Shaw –nuestra prensa diría que triunfó porque interpretó el tema en camisa, descalza y en minifalda. La canción a elegir debería ser pagadiza y de fácil tarareo. Se elige la del Dúo Dinámico y Serrat se prepara para interpretarla. Promoción a tope en las principales capitales europeas, incluido viaje al Midem –la feria más importante de la industria musical del momento–, prensa, conciertos, se contrata a Bert Kaempfert, arreglista de Frank Sinatra, etc…

Aprovechando toda esta invasión, se decide grabar la canción en varios idiomas, uno de ellos el catalán. Se monta todo un debate sobre el bilingüismo, y la idea que va cobrando fuerza es que en el festival interprete una de las estrofas en catalán para así satisfacer a todo el mundo. La decisión se comunica a los medios de información con muy poco tiempo para que no pueda buscarse un sustituto. Se intenta llegar a un acuerdo con televisión, pero por diferentes motivos no se consigue. TVE y por ende el Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, deciden entonces que Serrat no será el representante hispano en Londres «por traidor».

La discográfica explica que no tiene nada que ver con el asunto y que todo ha sido un montaje del mánager. Para demostrar su buena disposición se compromete a conseguir el apoyo de varios países y propone dos nombres para la sustitución: Marisol y Massiel. Se deciden por esta última, a la que tienen que traer de México donde está de gira. Al final, ya se sabe el resultado. Gana la madrileña a Cliff Richard y su famoso Congratulations, llegando a venderse más de 250.000 discos del La, la, la y, sobre todo, conseguir la protección de la Administración, que le permite realizar muchas galas para que presente en directo su triunfo. El Peñón de Gibraltar seguía siendo inglés, pero cantábamos mejor que ellos. Este triunfo, junto al conseguido por la selección de fútbol contra Rusia, fueron los acontecimientos más patriotas en muchos años.

Serrat pasó a ser vetado hasta el final del franquismo por TVE, lo que no impidió que fuera el número uno durante mucho tiempo, y en el ente público sus canciones sólo eran interpretadas por otros artistas como Marisol o Miguel Ríos. Se prohibió, así mismo, la radiodifusión de sus canciones. Su famosa versión catalana nunca llegó a publicarse en su voz, sin embargo Los Stop sí llegaron a plastificar una en ese idioma. La Tanqueta de Leganitos, como se conoce a Massiel en los ambientes castizos, ha permanecido desde entonces en el candelero, interpretando canciones de lo más variado. Desde rancheras a temas del dramaturgo marxista alemán Bertold Brench, pasando por corridos de la revolución mexicana, Astor Piazzolla, el cine, el teatro y la televisión.

«Si Gelu puede ser considerada  la número 1, muy cerca de ella debemos situar a Rosalía Garrido, madrileña del barrio de Chamberí, aunque vallecana de adopción, que ganó el festival de Benidorm de 1962»

Pero mencionábamos antes a Marisol y fue nuestra primera niña prodigio. Intentaron que se pareciese a Silvie Vartan con lazo y todo. Malagueña del barrio de La Victoria, en 1960 grabó su primer tema correspondiente a la banda sonora original de la película Un rayo de luz. Desde entonces unas cuantas películas más, como Ha llegado un ángel, Tómbola o Búscame esa chica, todas con sus correspondientes canciones. Fue la niña mimada del régimen.

Descubierta por Manuel Goyanes, su cara y sus canciones han paseado y siguen paseando por nuestras varias televisiones, donde no es raro ver un ciclo de ella cada cierto tiempo. Lo que pocos imaginaban es que esta niña mimada por las autoridades franquistas, se convertiría con el tiempo en una de las cantantes más contestatarias contra el régimen, llegando a donar varios premios recibidos en los años 60 para campañas antifascistas. En 1983 participó en el Festival de la OTI con la canción Niña. Desde esa fecha se propuso dar un cambio a su carrera empezando a grabar con su verdadero nombre, Pepa Flores.

Rocío Durcal Chicas ye-yé

La otra niña sin igual de aquellos años fue Rocio Dúrcal (1944-2006). Su andadura artística comenzó presentándose en varios concursos radiofónicos, entre ellos el de Radio Madrid Conozca a sus vecinos. Después protagonizó unas cuantas películas. Algunos títulos como Canción de juventud, Más bonita que nunca, Rocío de la Mancha, La chica del trébol, Las Leandras o Marínela. Plantearon que fuera la alternativa a Marisol, y en su momento se dijo que era la novia de Juan Pardo, para al final casarse con Junior, éste parece ser que tuvo a su vez algún escarceo anterior con Marisol, y es que Juan y Junior compartían casi todo.

Ese amor por nuestras dos niñas prodigio les llevó a componer el tema A dos niñas. Al acecho estaba Miguel Ríos que en 1965 le dedicó dos canciones El cartel y Canción para Rocío. María de los Ángeles de las Heras Ortiz, éste es su nombre, ha compaginado música y cine durante años. Es curioso recordar el escándalo que se montó en 1978 con su papel en la película Me siento extraña donde mantenía una relación amorosa con Bárbara Rey.

Incluso llegó a participar en alguna obra teatral. En los últimos años su música se basó en canciones mexicanas, especialmente desde que descubrió a Juan Gabriel. Algunos de sus temas más famosos son de este autor, Me gustas mucho, Fue tan poco tu cariño o La muerte del palomo. Otro mexicano ilustre, Marco Antonio Muñiz, es también autor de alguna de sus últimas interpretaciones. Agustín Lara, mexicano también, le dedicó algún disco. Y es que México es su mayor inspiración y un país donde tienen merecida fama.

La tercera niña prodigio fue María del Pilar Cuesta, conocida como Ana Belén. A los quince añitos ya la veíamos cantar Muy cerca de tí, en la película Zampo y yo, un tema que años más tarde cantarían Alaska y Los Pegamoides en Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, primer largo de Pedro Almodóvar. Aunque ya formaba parte de las niñas precoces hay que ser objetivos y decir que su verdadera vocación cantarina se desarrolla en la década siguiente. Pero es de justicia reconocer, que fue nuestra tercera niña prodigio.

Pero si por algo se caracterizan las chicas de los 60, es por su calificativo de «ye-yés». Las que hemos mencionado con anterioridad, por unos motivos u otros, no se las puede incluir en esta «denominación de origen», por lo menos al cien por cien, aunque todas ellas efectuaron guiños por ser modernas y divertidas.

El término ye-ye se acuñó de una  terminología similar francesa, que a su vez provenía de los gritos «yeath, yeath» de los grupos británicos, especialmente de los Beatles. Silvie Vartan, Sheila o Françoise Hardy son artífices de ese fenómeno. Canciones divertidas, agradables, compaginadas con ropa desenfadada, donde priman las minifaldas al estilo Mary Quant. Un acontecimiento tiene lugar en 1963, doscientos mil jóvenes parisinos de menos de veinte años acuden a un concierto donde triunfa de manera sobresaliente la Vartan acompañada de su compañero durante años, Johnny Hallyday. Ella es elegida ese mismo año por la revista gala más importante de música Salut Les Copains como «mejor cantante francesa». La televisión vecina, con más de cuatro millones de aparatos por todo el país, difunde a todas horas esas músicas alegres interpretadas por chicas divertidas. En España todas las chicas quieren ser «chicas ye-yés» y salir en las revistas y en la televisión.

De todas las ye-yés, destaca de manera especial María de los Angeles Rodríguez Fernández, Gelu, una granadina encantadora que daba unos gritos por los cuales se hizo muy famosa. La llegaron a comparar con la italiana Mina. Aunque anteriormente a las ye-yés galas, en 1960 grabó su primer EP, precisamente con una canción francesa Los gitanos. Pero el tema que la hizo archipopular fue El partido de fútbol, que popularizaría también Rita Pavone, y que con el paso de los años ha seguido en candelero. Fue toda una innovadora, mezclando cha-cha con fox-trot, incluso pionera del flamenco-rock.

Gelu Chicas ye-yés

Más influida por la canción italiana que oía en el festival de San Remo que por la música francesa, fue elegida por una revista musical como la «mejor cantante nacional». Fue sonado su romance con el cantante Tito Mora con el que grabó No te creo, una canción que podría ser muy  bien un anticipo a su frustrada relación, que no pudo llegar a más por el impedimento del padre de ella, a la vez su mánager, para acabar casándose con otro cantante, Santi.

Más de veinte EPs, alguno con Los Mustang, hacen que su producción discográfica sea una de las más completas. Canciones como las ya mencionadas, y otras como Ninguno me puede juzgar, que hizo famosa Petula Clark; Siempre es domingo, Cuando calienta el sol, Dame felicidad, Renato… en su voz son historia de nuestra música pop. EMI recopiló en un CD sus mejores interpretaciones. Y parece ser que años más tarde se trasladó a Barcelona, donde regentaba una cadena de establecimientos de alimentación.

Y si Gelu puede ser considerada la número 1, muy cerca de ella debemos situar a Rosalía Garrido, que artísticamente prescindió del apellido para no confundir con Lolita Garrido. Madrileña del barrio de Chamberí, aunque vallecana de adopción, ganó el festival de Benidorm de 1962 con la canción La hora. Grabó más de diez discos, dejándonos temas como Si yo canto –que años más tarde grabaría, en una versión muy propia, Siniestro Total–, Dile, Muñeca de cera y otras. Además del su ya mencionado paso por el festival de Benidorm, fue asidua de muchos otros. Muchos años después fue concejala en un ayuntamiento de la provincia de Alicante.

A partir de la segunda parte de la década comienza a ocupar un papel determinante Maribel Llaudes, Karina. Fue la otra chica ye-yé por excelencia, su carrera biográfica-discográfica es bastante conocida. Encarnó como nadie el espíritu ye-yé, un poco alocado, pero sin pasarse. Después de su fracaso en RCA fichó con Hispavox, siendo uno de los buques insignias de esta discográfica.

Karina Chicas ye-yés

Asidua de los programas televisivos de la época grabó múltiples temas, algunos de ellos con Los Pekenikes, uno de los grupos de moda de la época. Justamente el guitarristra de este grupo, Tony Luz, se convirtió en su primer marido. También estuvo sentimentalmente unida a Rodrigo, el de Cánovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán. El resto de sus amoríos es un auténtico culebrón. Nos representó en el festival de Eurovisión con una posición aceptable. Ganó el Festival de la canción de Mallorca con Me lo dijo Pérez, de Alberto Cortez.

Fue de las pocas que no grabó Chica ye-yé, la canción que hizo súper popular Conchita Velazco, a la que no se la puede considerar exactamente una ye-yé. En 1965 casi todas y todos hicieron una versión de esta canción. Las más conocidas fueros las de Gelu, Los Botines, Los Tres Sudamericanos, Luis Aguilé, Miguel Ríos, Rosalía… Este casi himno forma parte de la película Historias de la televisión, una composición de Augusto Algueró y Antonio Guijarro. Estos dos autores firman parte de las canciones más exitosas de aquellos años.

«Buena parte de cultura pop española está protagonizada por las chicas. Esto sólo fue el comienzo. En años posteriores la producción femenina también seguiría siendo determinante»

La lista de chicas sería interminable pero recordaremos algunas más. Luisita Tenor, natural de Zaragoza, que grabó Yeh, yeh. Lolita Garrido (1928-2018), una gran cantante de boleros que fue censurada porque cantaba «muy provocativo». Ella es la voz de Eres tonto, sintonía durante años del programa A vivir que son dos días, de la Cadena Ser. Lita Torelló, asidua de los festivales, fue toda una estrella de la canción romántica, que se atrevía con versiones de Pino Donaggio, Sony & Cher o Neil Diamond y con algún baile moderno como el de Sr. Tropez Twist, incluso cantó algún tema pacifista.

Son los tiempos de las primeras canciones de Encarnita Polo, que tuvo dos grandes éxitos con Pepa bandera y Paco, Paco, Paco, pero poco a poco su estilo fue derivando  hacia temas todavía más pachangueros… Lorella, nombre artístico de una primeriza María Ostiz, que grabó sus primeros temas a mitad de la década. Ivana, a la que podemos oír en la película A 45 revoluciones por minuto, de Pedro Masó. Laura, que cantaba Tu loca juventud, con la que ganó en 1965 el Festival de Benidorm. Un año antes lo había ganado Iran Eory, una persa de nacionalidad austríaca con el tema Eternidad.

En 1966 Alicia Granados, que luego formaría Alicia y Nubes Grises, ganó junto a Santy, el que fuera marido de Gelu, la edición de ese año con la canción Nocturno. Betina ganó en 1967 junto a Tony Dallara. Y si tanto hablamos de este festival es obligado hablar de la primera que lo ganó en 1959, la chilena Monna Bell con El telegrama, con la que se hizo enormemente popular.

Otras que iniciaron por entonces sus carreras fueron la italiana Serenella, que llego a nuestro país en los primeros 60; Sonia, que intenta ser una «Rita Pavone made in Spain». Y una chica imposible de olvidar es Maryni Callejo. Había participado en un grupo junto a Tito Mora y a Luis Gardey, para luego formar Los Cuatro Brujos. Fue posiblemente, junto a Mimo, la primera de nuestras chicas que tocaba algún instrumento en directo. Con el tiempo se convirtió en una importante directiva y asumió el lanzamiento, entre otros, de Los Brincos. Fue la primera ejecutiva agresiva de la música nacional.

Otras chicas de la época que consiguieron cierta popularidad fueron: Chiquita, Fina Galicia, Gema, Kinita, Yolanda, Aitana, Amparo, Ana Kiro (que editó varios discos en gallego), Fanny, Laura, Raquel, Franciska, Isabel María, Mirla, Mara Lasso, Adiángela, Cecilia (no confundir con la famosa compositora de mismo nombre) María del Valle, Mary Nieves, Nené, Marina, Encarnita Ortiz, Renata, Licia, Yoli, Mariló, Albertina Cortez, Elvira y Marta Baizán, una joven de diecisiete años que interpreta temas propios y de Adolfo Waitman.

No podemos finalizar este informe sin nombrar a aquellas otras que forman parte de grupos de éxito como Elena, de Los Mismos; Cristina, de Los Stop; Mayra, de Los Tres de Castilla o Alma María, de Los Tres Sudamericanos. Y también recordar a otras féminas que grabaron con grupos –algunas de estas asociaciones ya están mencionadas con anterioridad– como, por ejemplo Ana Kiro y Los Brindis, Mila y Los Sonor, Nené y Los Tavis, Marisol y Los Brincos, Rocío Dúrcal y Los Continentales (también grabó con Sirex, Pekenikes y Brincos), Rachel con la orquesta Los Magníficos, Gelu y Los Mustang…

Y es que buena parte de cultura pop española está protagonizada por las chicas. Esto sólo fue el comienzo. En años posteriores la producción femenina también seguiría siendo determinante.