Cuando en 2006 se publicó su primer libro, ni siquiera su autor imaginó el revuelo que causarían algunos de los interrogantes que planteaba, mucho menos el furor que desatarían sus ideas en cientos de blogs literarios españoles. Hoy el escritor gallego con maneras cinéfilas cierra una trilogía que nunca se propuso escribir.
Tres años atrás llegaba a las librerías una novela de título curioso, publicada por una pequeña editorial catalana de la que no se tenían demasiadas noticias. La firmaba un desconocido poeta y físico que respondía al nombre de Agustín Fernández Mallo, se llamaba Nocilla Dream y en pocos meses protagonizó varios debates en los suplementos literarios, recibió un par de premios, parió y dio nombre a una generación de no-tan-jóvenes escritores españoles: La «Generación Nocilla». A esa primera novela siguió otra, Nocilla Experience (2008) y, finalmente, la flamante Nocilla Lab.
«Cuando terminé Nocilla Dream y empecé Nocilla Experience me di cuenta de que tenía más carrete en el mismo contexto, que quería abordar asuntos, técnicas, poéticas y texturas que exigían más de dos novelas», dice el autor en el nuevo número de Zona de Obras. Y no tenían cabida al punto que, publicado ya el tercer libro, queda aún una película «de 60 minutos, que he estado haciendo en estos años. Es muy casera y habla de todo el Proyecto Nocilla; funciona como disolución de la palabra escrita en la imagen». La película puede descargarse en el interesante blog del autor: www.alfaguara.santillana.es/blogs/elhombre.
Nocilla Lab funciona también como una suerte de «detrás de cámara» parecido a una road-movie, toda una característica de la prosa de Fernándes Mallo: dejar fluir el texto para permitirle desviarse de su cauce sin remordimientos. Fernández Mallo ha publicado tres poemarios y un ensayo, Postpoesía, en el que se pregunta «¿Cómo es posible que la poesía española no haya dado el salto de la modernidad a la posmodernidad, como sí han hecho otras artes?». Libro y pregunta, al igual que el Proyecto Nocilla, han dado pie a un encendido debate.
Como sucedía en los libros anteriores, en Nocilla Lab hay un cameo de un conocido escritor: en el cómic que da fin a la novela, nada menos que Enrique Vila-Matas se sienta a compartir una historia con el Fernández Mallo protagonista del libro. «El asunto es la desaparición del autor, los escritores que quieren dejar de ser escritores o personajes públicos y por lo tanto dejar de ser ellos mismos una ficción, que es lo que le ocurre al personaje de Nocilla Lab», desentraña Fernández Mallo.