Este filme, que relata la conmovedora historia de amor entre un chico con Síndrome de Down y una compañera de trabajo es, sin duda, uno de los estrenos más inquietantes del mes.
Es un tema incómodo, nada más cierto, pero para nada intocable. Sobre todo cuando el acercamiento a la realidad de la vida de una persona con discapacidad está abordado con tanta altura como en Yo, también, una cinta emocionante que decidió evitar lo cursi en favor de un guión estupendo.
La película está dirigida por los debutantes Álvaro Pastor y Antonio Naharro, y sus protagonistas principales son Pablo Pineda, un chico con Síndrome de Down que además ostenta verdadero talento actoral –la prueba es que ganó la «Concha de Plata» del último Festival de San Sebastián– y Lola Dueñas, actriz de trayectoria que también izó un galardón en el mismo festival, en este caso como «mejor actriz».
Daniel, el personaje de Pineda, pasa a trabajar en la administración pública tras convertirse en el primer europeo con Síndrome de Down que obtiene un título universitario. En la oficina donde cumple con sus tareas conoce a la extraña Laura (Lola), una compañera de trabajo que le ofrece su afecto, hasta que Daniel se enamora de ella y los sentimientos de ambos terminan confundiéndolo todo.
Sin pretender ser «un canto a la vida» ni mostrar demasiada moraleja, Yo, también indaga en un asunto incómodo y que pocas veces llega al cine con tanto fundamento.