El nuevo libro del escritor argentino afincado en Barcelona recupera la ciencia ficción al mejor estilo Bioy Casares para ofrecer una novela contundente y altamente recomendable.
Cuando todavía vivía en Buenos Aires el argentino Rodrigo Fresán era más conocido a través de sus labores periodísticas que por su talento como novelista. Es cierto que en sus crónicas, generalmente vinculadas a los libros o al rock, siempre latió, como una llamada urgente, cierto pulso literario. Finalmente llegaron sus primeras novelas, pero lo que se dice “el Fresán escritor” terminó tomando cuerpo en el exilio español, país en el que reside desde hace años.
El fondo del cielo (Mondadori), su nueva obra, retoma una tradición que la literatura en español –y la literatura argentina en particular– parecía tener algo olvidada: la ciencia ficción. A partir de la vida de dos chicos obsesionados con determinados conocimientos científicos y la aparición de una chica de una belleza extraordinaria, Fresán descarga toda su escritura para confirmarse, de una vez por todas, como una de las voces más potentes de la literatura en español, sin fronteras ni conflictos de identidad.
Como complemento, el sello Anagrama reeditó en septiembre Historia argentina (1991), su debut literario, con un nuevo cuento y prólogo de Ray Loriga y posfacio de Ignacio Echevarría. Hay más, porque además Fresán es el flamante curador de una serie de reediciones de novelas policiales clásicas al hacerse cargo de la dirección de una nueva colección del sello Mondadori. Su nombre es «Roja & Negra» y salió al ruedo con una movida doble: El poder del perro, de Don Winslow, y Delitos a largo plazo, de Jake Arnott, ambos con prólogo del escritor argentino, fanático confeso del género.
