Cuando muchos todavía estaban descubriendo la delicadeza de las canciones de All We Could Do Was Sing (el álbum debut que puso en el mapa a Port O’Brien) el dúo californiano ya se despacha con un segundo disco que retoma la pista folk pero desde un lugar algo más intimista.
Threadbare es un álbum indie por donde se lo mire. Producido por Jason Quever de Papercuts (en cuyo salón se grabaron los temas) y Aaron Espinoza de Earlimart, este trabajo representa el primer pie del dúo de Van Pierszalowski y Cambria Goodwin en el sello TBD, tras su paso por City Slang, donde compartían catálogo con grupos como Lambchop y Calexico.
Afortunadamente nada del reconocimiento que recibieron entonces detuvo el impulso creativo del grupo: ni haber sido la sensación de los festivales de verano, ni lo elogios recibidos de M. Ward o haber girado por el mundo con Bright Eyes, Nada Surf y Modest Mouse. Esa forma de pop de cadencia folk que los caracteriza ha demostrado ser realmente amplia y permitirles abordar canciones con otros matices y nuevas temáticas, sonando, a poco tiempo del debut, mucho más maduros.