Como buena fan de su música desde sus días de colegio, la hermana menor de Rufus apuesta fuerte: su nuevo disco es un homenaje a Édith Piaf, grabado en directo en junio pasado.
Eclipsada durante años por el éxito y la personalidad super extrovertida de su hermano Rufus, Martha Wainwright debió hacer méritos y esmerarse especialmente para dejar de ser «la hermana de» y así lograr imponer su música. Lo intentó con el folk. Después lo hizo con el pop. Y ahora le llega el turno a un disco tan inesperado como gratamente sorprendente: Sans Fusils, Ni Souliers, A Paris, en el que interpreta con más soltura de lo imaginable buena parte del genial repertorio de la célebre Édith Piaf.
El disco se grabó en junio, durante apenas tres veladas en el Dixon Place Theatre en los que Wainwright no sólo cantó sino que también interpretó muchos de los gestos clásicos del mito francés, interpretación que incluyó desde poses típicas hasta la actuación de una borrachera, por ejemplo. Un dato que no es menor, porque al fin de cuentas todo contribuyó en la creación del personaje, algo que termina enriqueciendo a la música.
Como buena hija de toda familia tradicional de Montreal, Martha fue educada en escuelas francófonas y allí fue donde se sintió cautivada por Édith Piaf por primera vez.
¿Quién diría que años después terminaría generándoles nuevas tensiones y urgencias a los doce cortes de este encantador disco para entregar en paralelo ambas emociones y la mística vulnerabilidad de Édith Piaf?
Completamente recomendable.