Este argentino de treinta y cinco años establecido en Alemania es uno de los escritores más destacados (y prolíficos) de su generación.
Patricio Pron nació en la ciudad de Rosario, donde vivió su juventud temprana y donde hizo sus armas literarias. Sin embargo, decidió desempolvarlas (y utilizarlas a quemarropa) en el exilio, más precisamente en Alemania, país en el que reside en la actualidad y que con los años se convirtió en el escenario de sus relatos.
Después de los buenos comentarios recibidos tras la publicación de El comienzo de la primavera (un relato único invadido por la herencia de los horrores del nazismo) el autor abandona por un rato el género novela para volver a internarse en los textos breves. Esta vez el tema de cada texto es bastante menos terrible: la nieve. Aunque el hilo invisible que los une es la experiencia de vivir en Alemania.
«De la biblioteca de mis padres salté a la mía propia, construida en buena medida por autores centroeuropeos. Empecé a leer a muchos alemanes, y ahí descubrí a Kafka», decía hace poco en Zona de Obras. Se ve que la búsqueda avanzó mucho más: a juzgar por su exquisita y templada escritura, lo que Pron absorbió es ni más ni menos que identidad propia pero con lenguaje universal. No es poco, claro que no.