En su nuevo trabajo, las canciones del grupo comandado por Mark Everett se repliegan sobre sí mismas para centrarse en un único tema: su reciente divorcio.
La biografía personal de Mark Everett (más conocido como simplemente E) parece escrita por el mismísimo Belcebú: para empezar, encontró muerto a su padre de un infarto cuando todavía iba a la escuela; tiempo después su madre y su hermana fallecieron en el mismo año; y como si esto fuera poco, el muchacho perdió a su prima en uno de los aviones que impactaron contra las Torres Gemelas…
Todos estos acontecimientos quedaron documentados en varios de sus discos y en su propio libro de memorias, el descarnado Cosas que los nietos deberían saber. Sin embargo, faltaba algo: su reciente y problemático divorcio. De eso se ocupa Eels en su nuevo disco, que no es otra cosa que un conglomerado de canciones potentes y sucias que sirven como válvula de escape para llevar mejor el momento.
Pero el talento de E no se reduce únicamente a las letras: su encanto principal reside en saber muy bien cómo fundir las palabras con los sonidos y las notas. No es necesario saber inglés para comprender hasta qué punto su infierno personal regula cada uno de sus pasos. Alcanza con haber vivido un poco.