El nuevo álbum de la actriz y cantante se lanza a la conquista de nuevos territorios musicales: más sentimiento, menos diversión.
Es, afortunadamente, una tendencia en alza: últimamente se impone cantar en español, sobre todo en el caso de algunas chicas que nos habían acostumbrado al inglés como único lenguaje para volcar sus voces en canciones. Porque siguiendo los pasos de Miren Iza (Tulsa) y de Christina Rosenvinge, ahora es Najwa quien decidió castellanizar su música. Una buena decisión, por supuesto.
Pero no es el único cambio de su nueva propuesta, no: en El último primate también presenta una transformación estilística que la hace más atractiva que sus entregas del pasado. Menos electrónica de batalla, más canciones de autor con trasfondo acústico. Menos marcha, más melodías y letras para cantar mirando a los ojos. Menos obsesión por imponer un single, más propensión a redondear un álbum integral.
Déjame pasar y Me tiene que doler son buenas muestras de estos nuevos rumbos que guían los pasos de la actriz: vale la pena seguirla en su camino hacia nuevos horizontes.