El nuevo álbum de los granadinos profundiza el viraje hacia la música andaluza patentado en su predecesor, aunque reivindicando viejas costumbres pop y dejando entrar a la electrónica en la fiesta. Obra cumbre, señores.
Cuando hace tres años hizo su irrupción La leyenda del espacio, muchos vieron en aquél álbum una especie de manifiesto: después de más de una década de noise-rock de alta costura, el grupo de Granada plantaba bandera en la tradición de su tierra para mostrar, siempre a su manera, de dónde venían y hacia dónde se dirigían.
Hoy Una ópera egipcia surge como una continuación de aquél sorprendente disco, aunque lo hace invocando viejas y queridas costumbres, desde el pop ruidoso hasta la psicodelia más estridente, todo atravesado por el espíritu andaluz que les sale por las orejas. El título, de hecho, no puede ser más evidente: para los gitanos, el término “ópera egipcia” es equivalente a obra maestra. Nada más justo para este trabajo.
Entre las curiosidades que presenta, cabe destacar, sin duda, la presencia de La Bien Querida, cuyo dueto con J en No sé cómo te atreves —futuro de hit…— parece tanto un homenaje a The Jesus & Mary Chain como a Phil Spector. Pero lo más sorprendente de todo es, sin duda, la presencia de ciertas delicadezas electrónicas que elevan a los cielos a melodías como La veleta, que también cuenta con la presencia y la dulce voz de Ana Villaverde.
Tradición, modernidad, experimentación y corpus melódico: ¿puede pedirse algo más?