La fórmula fue diseñada por tres mentes brillantes y no pudo ser más pasional, genuina y efectiva. Goyo, Tostao y Slow, los tres miembros en cuestión de Choc Quib Town mostraron sus primeras armas en 2008, cuando presentaron un debut que dejó con la boca abierta a más de uno. Tanto fue así que las giras de presentación del aquel álbum no sólo recorrieron Colombia en toda su extensión sino que acercó al fogoso trío a escenarios europeos.
¿Qué es lo que hace tan especial a su propuesta? En principio, está el talento para escribir canciones rítmicas y sanguíneas y la capacidad para interpretarlas. Pero nada sería lo mismo si el trío no se hubiera animado a abrirles la puerta a géneros tan dispares pero amigables como la rumba, el hip-hop, el reggae y el rock. Todo claro, expuesto con la identidad colombiana como punto de partida de sus viajes experimentales por los confines del ritmo.
Oro es su segundo álbum, el trabajo que vale su peso en su título y que confirma que estamos frente a un nuevo exponente de una música que mezcla todo pero sin perder el rumbo, una especie de Ojos de Brujo a la colombiana, con todo lo bueno que la comparación implica.
A probarlo, no se arrepentirán.