Sin medias tintas ni eufemismos: lo nuevo del ex Tequila es un gran álbum de rock’n’roll clásico que escupe fuego y acaricia con baladas cicatrizantes.
No es que nadie deba sorprenderse, claro que no. Pero siempre es bueno celebrar cuando aparece un disco capaz de hacer volar por el aire a cualquiera, subido a un rock’n’roll tan sencillo y efectivo como personal. Si además la propuesta se alimenta de canciones con destino de clásicos, el evento se disfruta el doble. Eso y más es lo que propone el nuevo trabajo solista de Ariel Rot, un álbum de bases sólidas y madera noble que brilla en su electricidad, pero que también resplandece cuando el autor baja la marcha para presentar baladas a flor de piel como El primer baile de verano.
No es menor el aporte del enorme Pete Thomas, batería de culto, el mejor del mundo según varios, quien se sumó en la producción para darle nivel internacional. Las sorpresas son varias; entre ellas destaca la colaboración con Pereza en Manos expertas, un verdadero mitin del rock español con sangre en las venas, y la letra de Salto al vacío, firmada por el inoxidable Sergio Makaroff, a la que Rot se encargó de ponerle música.
Sólo Rot marca el regreso a las fuentes de Ariel y lo hace para dejar en claro que todavía, a pesar de su larga y laureada trayectoria, el argentino afincado en Madrid tiene mucho para decir. Como el rock’n’roll, su lenguaje predilecto.