Una actriz amateur como protagonista y un guión penetrante que relata la extraña vida de un hogar disfuncional es parte del atractivo de lo nuevo de la directora inglesa.
La historia es sencilla, pero no por eso menos conmovedora. Mia (Katie Jarvis) es una chica de quince años que vive en casa de su madre para llevar adelante el clásico arsenal de conflictos que desata la adolescencia y, también, el hecho de habitar un hogar sin presencia paterna. Su conducta fuera de casa también es problemática: no encaja en el sistema escolar ni tiene facilidades para hacer amigos, más bien lo contrario.
Pero todo cambia cuando entra en escena Connor (Michael Fassbender), el nuevo novio de la madre de Mia, quien termina modificando las vidas de ambas con la seducción como arma letal. Si bien Fassbender es una actor consumado, no puede decirse lo mismo de su protagonista, que hace su debut absoluto bajo las órdenes de la prestigiosa Andrea Arnold. A propósito, la misma realizadora se ocupa de relatar cómo conoció a Katie Jarvis, la inesperada estrella del filme.
«La descubrimos en la estación de Tilbury Town mientras discutía con su chico. Cuando la abordamos no se creyó que se tratara de un rodaje y no quiso darnos su número de teléfono. Katie tiene una energía desbordante y nos pareció muy auténtica. Nunca había actuado, pero descubrí que no tenía ni caretas ni pretensiones. Era capaz de ser ella misma, incluso cuando hacía alguna cosa que no le gustaba. Me dije que valía la pena arriesgarse».
El resultado está a la vista de todos.
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