La música balcánica se mira a sí misma para propulsarse a la vanguardia más arriesgada. Y todo gracias a un músico que ama la tradición tanto como la tecnología.
No son pocos los que sostienen que, a veces, el futuro está en el pasado. O, al menos, en cómo seamos capaces de absorber aquello que fue, para así resignificarlo y expulsarlo hacia algo nuevo. Bien, todo este palabrerío sirve para poner en contexto la música, tan extraña como orgánica, de Kottarashky, joven músico balcánico que decidió tomar muestras todavía latentes de la música búlgara para actualizarla en su Opa Hey!, un álbum excéntrico, exquisito y definitivamente adictivo.
Música balcánica, trip-hop tribal, chispazos electrónicos y bastante experimentación dan forma a este disco que seguramente será una bisagra en la carrera de Kottarashky y que pondrá a la música de su tierra a competir en la avanzada de la world-music.
Europa oriental ya tiene la banda sonora del nuevo milenio, gentileza de un músico con muchas ideas y sobrada energía para implementarlas y hacerlas dialogar con la tradición.