El ilustrador alemán presenta un extraordinario paseo por Nueva York a punta de lápiz: la cuna de todas las vanguardias y el crisol de todas las modas como nunca antes se dibujó.
El romance entre el acreditado ilustrador Robinson y la ciudad de Nueva York comenzó allá por los años sesenta, cuando el alemán recorrió sus calles por primera vez para enamorarse al instante de la Gran Manzana. Según él mismo declara, «fue amor a primera vista: ‘la ciudad que nunca duerme’ es uno de mis lugares en el mundo. La convertí en mi musa: es una metrópoli bella, alocada, única. Es la quintaesencia de las grandes ciudades».
Desde entonces regresó cada vez que pudo para recorrerla en detalle. Hoy, cuarenta años después, publica una obra que seguramente admirarán quiénes compartan su fascinación por la ciudad y que seducirá a aquellos que aún no la conozcan: Nueva York trazo a trazo es un paseo a lápiz que reproduce dibujos que son como una «visión de rayos X», dice su autor. Una réplica exacta en la que no falta ningún detalle.