Qué: libro (edita Tropo)
Porque al gaditano Julio de la Rosa se le hincha con mucha facilidad la vena poética y musical, gracias a la cual ha alumbrado algunas de las mejores canciones en castellano de la última década. Ahora se lanza a la novela y lo hace sin miedo, con el poso que da la certeza de una capacidad de creación consolidada, y la facilidad de un políglota conceptual para cambiar de lenguaje sin esfuerzo. Lo suyo es la introspección, lo ha sido siempre, y ahora muestra una sólida destreza a la hora de expresar esas reflexiones en voz alta. El tono y el pulso recuerdan un poco a los más serenos representantes de la generación perdida americana. La acción está capitalizada por un cobrador de peaje en una autopista, que se entretiene fabulando acerca de las vidas de sus clientes, para lo cual deja volar su imaginación en múltiples direcciones y áreas temáticas. Su otro pasatiempo es acostarse con Sonia, su supervisora. Esa rueda de hiperrealidad y ficción va girando cada vez más rápido y fundiendo ambos contextos, hasta el punto de que distinguirlos se hace muy complicado…
