Jairo Zavala no encontraría jamás su asiento en la asamblea de las Naciones Unidas: lleva el concepto dentro. Sangre peruana y española en un cuerpo ecuménico, que sigue nutriéndose de todos los puertos que toca, tanto en solitario como por su condición de pieza del engranaje Calexico. Lo suyo es emocionar con la dosis justa de poesía, la cantidad exacta de recargo (siempre más poco que mucho) y el poso que da un pasaporte con muchos sellos al que vive contando historias. En esta nueva muestra creativa, la tercera de su trayectoria en solitario, Jairo se ha vuelto a poner en las manos de Craig Schumacher para reconducir desde esa nave sus formas de expresión, que van desde la reflexión sanadora a a voz de la calle, el exorcismo de demonios añejos, la trova del desgarro, la cumbia clásica y, por supuesto, un poco de americana. En las colaboraciones, el batería Tony Allen (viejo compinche de Fela Kuti), Bernard Fanning (de los australianos Powderfinger) Nick Urata de Devotchka, Martin Wenk de Nada Surf y el tándem que lidera Calexico, Joey Burns y John Convertino.