Llegó el día: con la proyección de la cinta chilena nominada al Oscar No, se inaugura una nueva edición de uno de los eventos más esperados del cine independiente internacional. Desde mañana, será cuestión de recorrer las veinte salas que alojarán al evento, que tendrá su base de operaciones en el encantador Centro Cultural Recoleta. Nada como esta época del año para todo aquel amante del cine independiente caído del mapa, fundamentalmente si vive en Buenos Aires o sus alrededores. Porque el BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) es número puesto: temporada a temporada su oferta se vuelve más tentadora, más expansiva y con estrenos tan inesperados como gratificantes. Organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, sus múltiples programadores saben de apuestas fuertes: quien tenga tiempo para recorrer salas y espacios sabe que siempre, en algún rincón de alguna de sus tantas salas, se chocará con esa película o documental que difícilmente pueda volver a ver en la pantalla grande. Para su edición número quince, se inscribieron más de 600 cortos. Cifra récord. Pero impresiona más lo de los largometrajes: este año fueron más de 1.400. Se espera que se supere con creces la convocatoria de la versión 2012, que atrajo a más de 200.000 espectadores.