Qué: EP (independiente)
Anabel y Cristabel Acevedo son gemelas al cien por cien: en los genes, en el talento creativo y en la vocación de buscarle el lado luminoso a la vida. No necesitan de largas peroratas ni abigarradas orquestaciones: son directas, rebosantes de dulzura y, como corresponde a su condición de obreras en la factoría de Willy Wonka, alejadas del empalago. Percusión minimal, presencia básica (sin alardes) de la guitarra, letras que toman los colores básicos y los difuminan con la yema de los dedos… y unos requiebros vocales muy lolitescos, que se enroscan en el alma y no salen ni con agua caliente. Todo facturado con una frescura a prueba de bomba, que rinde culto a la tradición dominicana (sobre todo a los palos cibaeños, del norte del país) sin sonar necesaramente étnico: se trata de una propuesta que puede germinar en cualquier suelo, como una supersimiente caribeña capaz de resistir todo tipo de condiciones meteorológicas. Cinco temas, en definitiva, que se consumen en un suspiro (apenas trece minutos en total) y dejan el alma nuevecita para la lucha contra los grisines de lo cotidiano.