Qué: Disco (edita PopArt)
Diez años, cinco discos y un camino irregular por esa ruidosa y ancha avenida que es el indie rock argentino. Rosal nunca trascendió más allá del lugar que le otorgó la crítica especializada. Quizás nunca se lo propuso. Como sea, la banda fundada y liderada por María Ezquiaga supera su primera década de vida en buena forma: nunca, en todo este tiempo, había sonado tan clara y contundente. La voz de María, más segura que de costumbre, seduce mirando a los ojos, echando por tierra ese hábito del indie de cantar mirando a los costados. La ayuda la producción, atrevida e igualmente frontal, sintetizada y más orgánica que nunca, incluso a pesar de sus altos niveles de procesamiento. Nueve canciones de pop revestido de rock, con el riesgo y la belleza como nobles objetivos. Pero nada de esto sería tan efectivo si las letras de Ezquiaga no elevaran la apuesta como lo hacen. Así, el conjunto se vuelve irresistible: no todos los días salen discos que salten al vacío, tanto desde el sonido como desde la honestidad de una voz que no tiene que perder aquello que nunca conquistó, pero que seguramente la llevará más lejos que en el pasado.