Qué: Disco (edita Universal)
Vaya retorno, el de la Mala. Bruja que embruja desde el primer beat, y aún más desde la primera sílaba. La rapera gaditana de crianza sevillana saca hoy su nuevo disco, con tarjetas de visita variopintas que coinciden únicamente en el flow: pasan de la reflexión cándida a la rola más salvaje aparecida en el rap español en mucho tiempo. Es complejo recomendar primero el videoclip de 33 o la simple escucha de las letras; la Mala no se corta un pelo (33 tenía cuando la escribió, 34 ahora que la enseña con las demás hermanas de camada) y muerde a todo lo que se le pone por delante en un torrente de furia y golpes al mentón. Al trote, la Mala es igual de buena: domina los tiempos y las transiciones, ha pulido los fraseos cantados y se ha traído un poco de América en la cadencia: toda entera, desde Harlem hasta Ushuaia, con parada y fonda en la Baja California de Julieta, el reggae jamaicano y el Borinquen de Calle 13, otros de sus compinches en los últimos años. La Mala emociona, enerva, seduce: eran ya tres años desde Dirty bailarina y una eternidad sin oírle decir esas cosas que le salen de las entrañas.