Qué: Festival de música
Cuándo: Del 15 al 17 de agosto
Dónde: Aranda de Duero
Hace ya unos cuantos años que el Sonorama ha dejado de ser la pecosa y hoyuelera chica nueva de la clase en el instituto de los festivales indies. Desde el principio enamoró a todos los colegiales, con esa pasión adolescente y naif que tanto se añora cuando creces y aprendes los trucos de listillo que marcan el fin de la inocencia. Ahora, en su espléndida (y lozana) madurez, la moza burgalesa sigue conservando ese encanto especial que trasciende los excelentes carteles y la bendita lejanía del esmog. Va más allá. Están los arroces blancos que a todo guiso lustran (esos que triscan de festival en festival, sin sobrar nunca: Stay, Dorian, Xoel López, Standstill, Mendetz, Lori Meyers, Triángulo de Amor Bizarro, Cyan, Delafé y las Flores Azules), las nuevas golosinas hip (León Benavente, Egon Soda, Mucho, Miss Cafeína, Buffetlibre, Pantones), viejas glorias en resurrección (Travis), outsiders con traca y oficio (Tokyo Sex Destruction, Autumn Comets, Cápsula, Tiki Phantoms, The Chinese Birdwatchers, Alis, Tea Servants) perennes intocables (Belle & Sebastián) y un par de ilustres veteranos con tupé impecable y pocas ganas de tonterías (Jaime Urrutia y Loquillo), sin olvidar a otras dos docenas de talentos en ristre. Todo en Aranda, sin tiempo para poses, grescas o rednecks. Voilá.