Segundo disco de la banda brasileña: camina por terrenos menos bailables que Escaldante banda, pero mantiene intacta la magia que hipnotizó a audiencias de todo el mundo hace tres años.
Qué: Disco (independiente)
Teníamos una buena banda y ahora tenemos un grupazo de solidez roqueña y universo multiplicado por mil. El segundo disco de larga duración de la banda brasileña rezuma madurez, lo que no significa adocenamiento o rendición formal a músicas más «adultas». Del combo que nos hacía bailar al grupo que facilita el viaje a terrenos más arriesgados hay un paso de tres años. Las herramientas son añejas y, al mismo tiempo, vanguardistas: la psicodelia y la irreverencia. Dejan la coherencia para solazarse en la divergencia y dar rienda suelta a sus filias secretas. Ahora sueno como Os Mutantes, ahora como el hijo bastardo de Screamadelica, ahora como la banda sonora de una hipotética blackxploitation tropicalista, sin desdeñar coqueteos con el rap: todo en portugués y en inglés, guiñando un ojo a la tradición iniciada en los sesenta por Sergio Mendes, que sigue conquistando al público anglosajón casi cincuenta años después. En apoyo del lanzamiento llega el videoclip de A nuvem, en la que participa Lurdez da Luz. Un trabajo magníficamente ilustrado por Deco Farkas y dirigido por Priscilla Pizzato.