El escritor sevillano aborda el desengaño generacional sobre un esquema revivalista de las sensaciones perdidas; rememora (y parece añorar) el disfrute que genera una ventana de escape de lo cotidiano.
Qué: Libro (edita Seix Barral)
Isaac Rosa ha tricotado en esta nueva novela (la segunda, Un vano ayer, le valió el reconocimiento global, y será llevada próximamente al cine) una prenda de abrigo muy útil para resguardarse el alma del frío cotidiano; un trabajo que, al mismo tiempo, hiela la sangre si uno se deja llevar por la nostalgia de los días felices y la amargura del tiempo perdido, del sueño truncado o los caminos errados. El peso de la trama recae sobre un grupo de jóvenes que decide construir una habitación oscura, un lugar cerrado donde nunca entra la luz. Al principio la utilizan para experimentar nuevas formas de relacionarse, para practicar sexo anónimo sin consecuencias, por una mezcla de juego y transgresión. A medida que van enfrentándose a la madurez con sus decisiones, desengaños y reveses, la oscuridad se convierte para ellos en una forma de alivio. Con el paso del tiempo, la incertidumbre social y la vulnerabilidad personal se instalan en sus vidas y la habitación oscura aparece entonces como un refugio. La realidad se va filtrando cada vez más al interior, mientras algunos piensan que no son tiempos de esconderse sino de contraatacar, aunque con sus decisiones pongan en riesgo al resto del grupo.
Lee el primer capítulo de la novela aquí.
