El Salmón se metió en un estudio para grabar una colección de diez canciones sencillas pero intensas: nacen nuevos clásicos.
Qué: Disco (distribuye Warner)
Olvidémonos de las cumbias, los boleros, las aceleraciones rockerísimas, los rapeos verborrágicos y los tangos. Bohemio, el nuevo y esperado nuevo trabajo de Andrés Calamaro, es ni más ni menos que un disco de canciones sin género, particulares y universales al mismo tiempo. Olvidémonos también de encontrar sorpresas, al menos de esas que impactan a la primera escucha. La instrumentación, austera, eminentemente acústica y plácida –salvo excepciones como en el caso de Doce pasos, donde el clima se endurece a base de blues y humor–, podría funcionar igualmente bien en un disco de Tom Petty. Porque aquí lo más importante es esa voz que dice cosas que todos sabemos, pero que nadie canta mejor que Calamaro, uno de los autores más imprescindibles de la canción en español. Las letras, tan personales como suelen serlo en su obra, funcionan como cartas escritas con melodías, especialmente dirigidas a alguien: Luis Alberto Spinetta en Belgrano es uno de los más evidentes, el resto parecen ser asuntos privados. Un álbum de nuevos clásicos, ideal para poner en la ruta: ventanillas bajas, brazo izquierdo colgando de la puerta y el horizonte en la mira.
