Antonio Galvañ sigue viviendo a caballo entre Utopía y el patio de su casa. Hace canciones de amor mezcladas con fórmulas matemáticas, sonidos de otras galaxias disfrazados con ropajes de ésta.
Qué: Disco (edita Jabalina)
Parade entrega el séptimo disco de su carrera, número bíblico que se ampara en la calidez y los sonidos orgánicos, mayoritariamente mediterráneos: temas que hubieran cabido en la programación del primigenio festival de San Remo, en la banda sonora de Rushmore (hay un corte de homenaje a la película), en el cancionero de Brassens o en un concierto de Cesaria Evora, que de todo hay. Antonio Galvañ quería un disco de canciones potentes y esquemas clásicos, un disco para arlequines y fareros: por eso rompió moldes con su propia historia utilizando instrumentos no habituales en el grupo, como contrabajo y batería, sin apenas presencia de sintetizadores. Las canciones de amor superan esta vez a las de temática fantástica, aunque las hay marcianas y mixtas: Marc Modular (pasodoble apocalíptico) y Amor alien. Los seguidores del grupo no conciben un álbum sin ensoñación y cartoons, pero a buen seguro abrazarán con entusiasmo este leve giro de timón de Antonio. La familia, por cierto, sigue omnipresente en el accionar del grupo: Ana Galvañ diseña la portada y Jesús hace coros. Dani Cardona (baterías), Cayo Bellveser (bajos) y Xema Fuertes (vibráfono y percusiones) completaron la grabación; en los directos acompañan también a Antonio Eduardo Piqueras (guitarras) y Eva Plaza (coros).