Salió de Madrid hace tres años y, calculando la velocidad de su sonido, apenas anda por la órbita de Marte. La electrónica suave y paladeable de EdredóN permite al oyente (y al viajero) desplazarse con total fiabilidad.
Qué: Disco (edita Origami)
Hace tres años, Edredon debutó con un disco en el que jugaba con las bases y los sintes, poniendo la sazón con guitarras distorsionadas y lánguidas voces ininteligibles. En este segundo esfuerzo, la fórmula se repite con una corrección hacia la pausa, el detalle. Y es que dentro de la obvia presencia de la electrónica en el proceso y el resultado, lo que brilla es precisamente el matiz analógico de cada canción. Los temas pasean desde la contención a la psicodelia –algo así como un picnic entre Vangelis, los Primal de Screamadelica y Balago– y la improvisación, plasmada en estudio con dos temas del disco: Interrelox y Cosmic Chicken, guiños del grupo a su pasado filoexperimental y repentista. En total, nueve cortes densos y sabrosos, con Caballero! y Palmarés como puntos álgidos, a cuyo disfrute ayuda el hecho de que Sam Willis, haya pasado la producción por canales analógicos: una maniobra que dota al cuadro final de insólita (y reconfortante) viveza.