El arte del relato es probablemente uno de los más complicados en narrativa. García Ortega lo domina: no necesita de mucho recorrido para armar historias sólidas y emocionantes.
Qué: Libro (edita Seix Barral)
Adolfo García Ortega no necesita convencer a nadie de su capacidad narrativa a estas alturas. Falso: para los que se topen con su obra por primera vez, el test es el mismo de cualquier estreno. Lo normal, no obstante, es que los neófitos no tarden mucho en experimentar un fenómeno curioso: la familiaridad instantánea. García Ortega es uno de esos seres odiados por los envidiosos por su facilidad para alternar los palacios y las chabolas de la narración con idéntica soltura. Exhibe, pero no apabulla: profundiza, pero sabe salir a la superficie. En este compendio de relatos pasa de las altas esferas culturales a las cloacas, del reportaje literario al thriller, visitando la biografía, la recreación histórica, el circo de los celos y la fantasía pura. Los saltos temporales tampoco le asustan: personajes reales de otros siglos y gente de todos los rincones del planeta conviviendo en el Madrid actual. Para entendernos: cuando uno lee los cuentos de Cortázar, o los relatos de Poe, la experiencia va más allá del paso de las páginas hacia la izquierda. Se siente en el estómago. Pues eso ocurre con García Ortega.