Con el pulso narrativo que ya exhibió en Kamchatka y El método, Piñeyro firma una película emotiva sobre el reencuentro, apoyada en un reparto en estado de gracia que lideran Mario Casas y el niño Larsson do Amaral.
Qué: Película (estreno en España)
Suena a gran cosecha en los próximos Premios Goya. La cinta del director argentino tiene varios elementos que hermanan una producción con público, crítica y académicos. Para empezar, un reparto de los que visten, con el siempre espléndido Sergi López, una renovada Belén Rueda (nueva y venturosa vis de la protagonista de El orfanato), el eficaz Juan Diego Botto y una estrella de este milenio, Mario Casas; hace el papel de su vida en una línea de progresión ascendente ya avistada en la impresionante Grupo 7, y matizada en clave de absurdo con Álex de la Iglesia y Las brujas de Zugarramurdi. La auténtica estrella del filme, empero, es el niño Larsson do Amaral: su dominio de las situaciones y una presencia escénica robapantallas dejan al espectador sin palabras. Otra debutante, la bellísima Ella Kweku, pone el contrapunto a la historia de un niño de ocho años que se reencuentra con su padre biológico, hecho que convulsiona las vidas de todos lo que le rodean. Piñeyro combina hábilmente el desgarro con la llaneza y el drama hollywoodiense: un resultado hecho para el alma sensible, que no sensiblera.