El documental de Ventura Pons (que nunca le ha hecho ascos a tocar temas delicados o socialmente «polémicos») narra la compleja vida de Ignasi M., un hombre seropositivo que se ha arruinado y trata de salvar su vida.
Qué: Película (estreno en España)
Al mal tiempo, buena cara. Cuando las bofetadas vienen de varios sitios, hay que multiplicar la sonrisa. Estas consignas que parecen sacadas del más abominable de los libros de autoayuda cobran sentido (por la forma, básicamente) en este trabajo fílmico centrado en el museólogo Ignasi Millet, un tipo que convive con una montaña de problemas y tiene el cuajo de relatar su experiencia con un humor a prueba de bomba. Ventura Pons se convierte con su cámara en narrador omnisciente, escuchante y réplica cuando Ignasi va contándolo todo: los años de vacas gordas, cuando su empresa funcionaba a las mil maravillas, la crisis y posterior quiebra, que trató de detener con una hipoteca de su casa, la cual no puede pagar y está a punto de perder. Ignasi, gay seropositivo, participa en un ensayo clínico para pelear contra su enfermedad. Tiene a su padre (que ha intentado suicidarse) en una residencia; su mujer y madre de sus dos hijos está en silla de ruedas y ha descubierto que es lesbiana; los chavales se han ido a Londres, donde triunfan profesionalmente como fotógrafo y diseñador de efectos especiales. Una familia atípica que se adora, y le saca el dedo corazón a una sociedad que no les pone las cosas fáciles.