Después de una década de hacer ruido, aporreando instrumentos de juguete y haciendo canciones como Asco al sexo, Carmen Sandiego se consolida como cuarteto y lanza su disco más maduro y pop.
Qué: Disco (independiente)
Entre la salida del disco Joven edad –cancionero que incluye el himno Asco al sexo y cierra con la apropiación lo-fi del mega-hit villero Piba chorra– hasta que se grabó, mezcló y empezó a circular Ciudad dormitorio, pasaron más de tres años. Todo ese tiempo le sirvió a los montevideanos Carmen Sandiego para consolidarse como cuarteto y dejar atrás los ruidismos posadolescentes de Flavio y Leticia, que vienen desde 2004 dando que hablar con su ácida versión rioplatense del formato «chico y chica indie». Revisen y comprueben los primeros demos en el blog del grupo y no sabrán con qué época quedarse, aunque el flamante Ciudad dormitorio sea el mejor disco que hayan grabado hasta la fecha, ahora con la base rock que le imprimen Ezequiel Rivero (La Hermana Menor) en el bajo y Matías Lens en batería. Definir a Carmen Sandiego no es fácil: de alguna manera está entre Vainica Doble y los Pavement, si es que eso es posible. Logra una química divertidamente desprolija, desde momentos de pop suave hasta desbordes punks progresivos, siempre manteniendo esa letanía que imprimen las voces de Flavio y Leticia, un tono que les permite subir y bajar del humor más negro a la crónica desapasionada. Subir a los espirales distorsionados de Fiat 600 y bajar al punto acústico de Maricocracia, son aventuras irrepetibles.