Un niño pobre arriba a la gran ciudad para terminar escalando socialmente, no sin desafiar las leyes. Con gran fotografía y actuaciones admirables, la opera prima del realizador argentino sorprende y entretiene.
Qué: Película (estreno en Argentina)
Tito, interpretado con gran performance por Luciano Cáceres, sabe «lo que es tener nada»: huyó de niño de Tucumán, provincia al norte de Argentina, para recalar en Buenos Aires y, sin demasiada escuela más que la de la calle, tener que desenvolverse en la gran ciudad. Así, pasa de trabajar como peón al comercio minorista, cumpliendo en cada tarea su misión: crecer socialmente, como sea, incluso si para conseguirlo deber pisar cabezas, mentir, evadir impuestos y gestar negocios non sanctos. El elenco está a la altura de la enorme actuación de Cáceres: a lo largo de la trama, brillan con luz propia Lito Cruz, Luis Luque y Leticia Brédice, entre otros. Pero más allá de la historia y sus notables intérpretes –y de una fotografía admirable– lo que sucede en Gato negro, debut absoluto de Gastón Gallo, es aún más interesante: relatando la historia de Tito desde su infancia hasta su adultez, la película atraviesa la historia reciente argentina para develar las numerosas grietas que las distintas políticas económicas fueron abriendo, qué pasa cuando alguien decide ensancharlas, y hasta qué punto rara vez se cierran.
