La cinta venezolana Azul y no tan rosa se estrena en España con dos años de retraso y un Premio Goya en la mochila. Un aplaudido ejercicio de análisis sobre los tabúes que aún penden sobre la homosexualidad en ciertas sociedades, y el factor de la paternidad asociado a esa elección.
Qué: Película (estreno en España)
Corría muchos riesgos Miguel Ferrari a la hora de abordar esta película. La primera y obvia es la temática homosexual, algo que no debiera ser un factor de nada a estas alturas de juego, pero que lo es: jamás se había visto en Venezuela a dos hombres besándose en un filme de factura local.
Los ocho meses de éxito en taquilla refrendaron la aceptación y el aplauso de la parroquia venezolana al esfuerzo, que luego tuvo su segunda oleada de éxito en los Premios Goya de la Academia de Cine española. La historia de Diego, un fotógrafo de éxito que decide irse a vivir con su amante, Fabrizio, se ve condicionada por el regreso de su hijo Armando desde España. Diego debe hacerse cargo de él y afrontar al mismo tiempo las dificultades de su decisión: Fabrizio es severamente golpeado en la calle por un grupo intolerante y queda en estado de coma.
En Azul y no tan rosa, Ferrari consigue vetear de humor un contexto marcadamente dramático, y sin renunciar a ciertos golpes de gracia cabaretera, consigue hilvanar una trama que huye del tono panfletario y se centra en algo mucho más interesante: la problemática del amor entre los humanos, en sus más diversas manifestaciones.
