Lo nuevo de Sebastián Litmanovich, que sigue creando gemas transoceánicas desde Londres, es una oda al joie de vivre desde la perspectiva de la playa infinita y la puesta de sol perfecta que imaginó Jobim.
Qué: Disco (edita Nuevahola Records)
Sebastián Litmanovich ama Londres. Por eso vive allá. No obstante, el argentino ama la música todavía más, y combate los trescientos días de cielos plomizos de la capital británica con el color de los sonidos tropicales de vanguardia. El trotecillo alegre de Te quiero, que estalla luego en las mil caras de una bola plateada, es una buena toma de contacto con el tono luminoso del álbum, que se lleva igual de bien con los piezas disco y los paseos en calesa por la orilla del río. El bajo, el clap y las vocales en arrullo son una mezcla resultona que dibuja un álbum lleno de razones para levantarse del sofá y bailar. Las referencias a Brasil son innegables: ahí Litmanovich deja claro que no es futbolero, con el Mundial a la vuelta de la esquina. La playa que titula el trabajo es famosa por sus olas surferas y la samba pagode, pero el argentino prefiere la bossa y el afrofunk –impagable el aura de Sol, un tema perfecto– con la complicidad de voces como Linda Mirada, Natalia Clavier, Lilies On Mars y, de nuevo, Ana Montiel.
