El regreso de Ornamento y Delito está marcado por altas dosis de versatilidad y la inclusión de un registro más electrónico. Los años no hacen mella en la voz de Gari ni en la calidad de sus letras, donde política y socarronería van felices de la mano.
Qué: Disco (edita Limbo Starr)
Con cinco discos a sus espaldas, Ornamento y Delito cuenta ahora con un carácter más bailable que de costumbre. La banda mantiene incorrupta su huella digital, que no es otra que la de poner de manifiesto a través de una bien hilada ironía la crítica situación actual del país (algo que recorre todo el álbum). Digno de mención es también que en este sexto trabajo los bilbaínos hayan evolucionado con sigilo hacia un registro de matices electrónicos: Carnaval armado (primer single, con clip en formato collage muy efectivo) y Los fantasmas del Windsor (letra con revisionismo generacional y bases electro que explosionan a medida que el tema avanza) dan fe de ello. El resultado no es otro que el de un álbum que, manteniendo un estilo muy particular, ha sabido medrar así como incorporar con valentía diversos cambios que la banda viene dosificando a lo largo de su discografía. Fácil y placentero perderse en este El espíritu objetivo.