La banda zaragozana se zambulle de lleno –lanzándose a bomba–, en la electrónica más gamberra con su reciente Magnus Imperial Club. Su primer trabajo largo es todo un soplo de aire tórrido para las pistas de baile.
Qué: Disco (edita Believe/Estudio Tundra)
Pocos grupos hay en España como De Vito, un trío que ha pasado de hacer un rock electrónico gamberro y salvaje a una electrónica descarada y salvaje. Si esto es así poco ha cambiado, dirán algunos; sigue siendo lo mismo: unos gamberros. Cierto, su misión poco ha variado, sigue con la máxima de divertir y hacer bailar, pero las herramientas y el estilo han evolucionado y mucho. El primer cambio de sus anteriores EPs a este primer largo de título pomposo y grandielocuente es la marcha de Pablo Malatesta, productor y teclados, y la entrada de Ferdinand. La voz de Fuxedo sigue comandando la artillería sonora de De Vito, que ahora se acerca más a Justice, Digitalism o Delorean que a The Rapture o Interpol. Parte de la culpa es también del productor Alex Ferrer (We Are Standard, Dorian), que ha sabido canalizar esa electrónica sucia y filtrada hacia la pista de baile, un terreno en el que el grupo se movía bien y en el que ahora lo hará aún mejor y más rápido. Su primer single, Domi mors electro, da buena fe de ello.