El cuarteto mexicano estrena un nuevo álbum, Agua maldita, en el que su ya clásica ironía irreverente viene acompañada de reflexiones e historias que se desparraman con imaginación a lo largo de diez canciones.
Qué: Disco (edita Universal)
La fórmula Molotov es una cosa probada: rimas y letras que provienen de cuatro ocurrentes –Tito, Paco, Miky y Randy– y reflexiones divertidas y albureras sobre distintos tópicos de la realidad inmediata que sirven de punto de partida para sus desembarcos musicales, inclinados hacia un rock de alta tensión eléctrica. En Agua maldita, los residentes de chilangolandia no sólo no traicionan sus principios, sino que los asumen con el orgullo que les da tener un sonido reconocible. Claro, hay unas ocurrencias mejores que otras en el racimo de diez nuevas canciones que incluye el álbum, pero lo que sí parece es que este disco es quizá su obra más pareja desde aquel ¿Dónde jugarán las niñas?, su referente insuperable y álbum que los catapultó a la fama internacional. En su trabajo más reciente no hay nuevos trucos, los Molotov ejercitan su capacidad para relatar historias o hacer juegos de palabras con su irreverencia y grosera imaginación, y sus canciones atrapan. Una de las más logradas es sin duda Lagunas metales, en la que el cuarteto parece rendir tributo a los colegas, es decir a las bandas que son parte del rock latino y con las que ellos han mantenido cierta correspondencia y amistad a lo largo de los años, con la habitual ironía que los distingue: «Cuando tocaba Manu dije Chao y me fui. Y el Café Tacuba no me deja dormir…», reza uno de sus versos. Referente de su estilo es La raza pura es la pura raza, que con un aire netamente funky y versos en español e inglés, exalta la diversidad racial. Llorarí resulta musicalmente refrescante en su ir y venir entre partes que van al funk y otras más melódicas, y La necesidad se suma a las canciones de denuncia que el grupo sabe hacer, metiendo el dedo en la llaga de las broncas políticas, sociales y económicas que enfrentan muchos compatriotas en un país tan contradictorio y desigual como México. En otras palabras, esencia Molotov al 100% para todos aquellos que disfrutan de su genio, su caradura y su altisonancia, ni más ni menos.