Un dúo de chicas que saben de economía de recursos golpea las puertas del indie-rock argentino y pide la palabra a gritos. El nuevo trabajo del grupo fue grabado en las Sierras cordobesas y lo tiene todo para llamar la atención.
Qué: Disco (independiente)
¿Qué puede hacerse con apenas un bajo, una batería y un par de voces dispuestas a decir lo suyo sin tapujos? Algo así deben haberse planteado Verónica Cid y Pilar García Fernández, responsables de uno de los discos más extrañamente potentes de la temporada argentina en materia de indie-rock. Porque Dos estaciones en cautiverio es exactamente eso: un par de chicas enfadadas que con esos dos instrumentos (más las eventuales y escasa apriciones de algunos teclados y otros pocos sonidos) construyeron todo un universo sonoro y retórico a partir de la sencillez y la escasez armónica. Ando, la canción que abre el álbum, impone el tono del resto: declaraciones de principios en primera persona, acompañadas por una base post-punk que en ningún momento satura ni pierde su naturaleza aguerrida. En tiempos de manipulaciones digitales, un buen ejemplo de música de carne y hueso y mucha, muchísima, sangre.