El guitarrista de Los Traidores y el cantante de La Trampa ensamblan uno de los cancioneros más transparentes y melancólicos del último rock uruguayo. Víctor Nattero y Alejandro Spuntone se despachan, en el debut de El Resto de Nosotros, con un disco intenso, de tonalidades grises y aires de invierno sureño.
Qué: Disco (edita Bizarro)
Una de las familias postpunk más fermentales y originales de Iberoamérica debe ser la montevideana. Hay razones fundadas para ello, que no vienen al caso, pero que definen un linaje musical que se abre con dos discos emblemáticos: Tango que me hiciste mal, de Los Estómagos y Montevideo agoniza, de Los Traidores. Uno de los personajes claves de esta escena, de riguroso bajo perfil, es el guitarrista Víctor Nattero. Lleva varios discos a su espalda, escribiendo de puño y letra la historia tormentosa de Traidores, que sabe de muertes, resurrecciones y canciones inolvidables cantadas por su primo Juan Casanova. Tiene un toque de guitarra especial, en el que se mezclan Johnny Marr y Dino (nombre indispensable de la música popular uruguaya), de un rock atravesado por la milonga y el tango expresado en un rasgueo frágil y en el que se superponen mínimos punteos y riffs que siempre acompañan a la melodía. Un guitarrista al servicio de canciones urgentes y callejeras, con altas dosis de romanticismo, marca clásica de Traidores y también de estos nuevas temas firmados por El Resto de Nosotros. La vida le puso por delante, a este guitarrista sin banda (Traidores se sigue presentando en vivo, en Montevideo, pero no produce repertorio desde hace años), a un cantante sin guitarrista, Alejandro Spuntone, que tiene bien claro que antes de esperar la resurrección de La Trampa lo mejor es inventar nuevas historias. Nattero compuso once canciones. Más acústico que nunca. Minimalista. A la aventura se sumaron Marcelo Oliveira (batería de Traidores) y Gastón Otero (bajista de Assimo, banda paralela de Casanova, hoy disuelta). Los textos hablan de «rehacer los días», de «hojas del invierno», de «gotas de lluvia», de «calles vacías». Pura poética.