Ochenta años y la pólvora intacta: uno de los cantautores más emblemáticos de todos los tiempos retoma su discografía para presentar una nueva colección de canciones suaves, nocturnas e inspiradoras.
Qué: Disco (edita Sony Music)
Hace unos años, el legendario y venerado Leonard Cohen dijo en varias entrevistas que su objetivo al cumplir ochenta años era volver a fumar. Debió dejarlo por asuntos lógicos de salud, pero nunca pudo acostumbrarse a tener que abandonar el tabaco. No sabemos a ciencia cierta si Cohen ha vuelto o no a fumar, pero hay algo seguro: en materia de hacer discos no tiene la pólvora mojada. La prueba es su nuevo trabajo, el número trece de su carrera, en el que retoma el saludable hábito de hacer canciones. Como todo clásico indiscutible, su música funciona en base a una esencia que a estas alturas ni se le ocurriría cuestionar: climas suaves aunque levemente asifixiantes, definitivamente nocturnos, canciones que se balancean como barcos en el océano, una voz grave y rota, sus chicas de siempre endulzonado con los coros, las cuerdas, los pianos… Nada de eso cambia demasiado, pero siempre es bueno recibir una buena dosis de algo tan único e irrepetible. Todas estas características aparecen reunidas mejor que nunca en pequeñas obras maestras como My Oh My, Born In Chains, Samson In New Orleans y en la balada country You Got Me Singing. Como todo poeta de fuste, y Cohen lo es incluso desde antes de ser cantautor, los textos son tan importantes como la música: funcionan como hojas de ruta de una vejez tan admirable como productiva.