Periodista cultural de larga trayectoria, Lenore plantea una interrogante global sobre términos ampliamente prostituidos, que le sirven para titular un ensayo de observador concienzudo, autocrítica sucinta y saludables ganas de agitar la conciencia colectiva.
Qué: Libro (edita Capitán Swing)
Follón habemus. Ignoro si Víctor Lenore, coetáneo y colega de profesión, había previsto el revuelo que iba a causar su ensayo sobre el zarrapastreo del concepto hipster y las tonterías de la modernez vacua. Sin conocerlo personalmente, y con muchos de sus escritos previos como base de juicio, me aventuro a decir que sí. Probablemente ha disfrutado con las dentelladas digitales que le han propinado todos aquellos que se entienden mentados por quien solía ser uno más de la manada salmonera, posturero incluso, miembro selecto de la grey que paradójicamente remonta los ríos de la ignominia ovejuna (qué socorridos son los bichos y la gastronomía para enhebrar metáforas y decorar reflexiones) y reclama ahora el respeto para quienes azotó expresamente en el pasado. Saulo, o Víctor, caído del caballo, cegado por una luz reveladora y ciertas ganas de enredar, afea a sus pares gafapastas el desprecio a los ídolos de masas, sin dejar de cuestionar el hecho de que esos fenómenos de lluvia ácida radioformulera merezcan o no la atención mediática que reciben. Una tesis de tronco respetable, raíces firmes y fundamentadas en la experiencia, hojarasca variada y una interesante combinación de clorofila y pesticidas: valiosa en su conjunto como testimonio del observador concienzudo, que incluye una pequeña pero sana cantidad de latigazos en el propio dorso del autor. Efectivamente, hay mucho tunante en el indie, y mucho pijo, pero… Son nuestros tunantes, compañero… y el gafotas de E., el hombre anguila, siempre será dios, aunque le salve del tedio a la reina.