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jueves 21 de noviembre de 2024

Premeditación, nocturnidad y alevosía

La Bien Querida

Ana Fernández Villaverde cuida los detalles estéticos que envuelven a su música. También cuida la música envuelta en preciosos detalles estéticos: una docena de carantoñas, que se cuentan (más despacito) con el entusiasmo que exhibían en Barrio Sésamo.

Premeditación, nocturnidad y alevosía - La Bien Querida

Qué: Disco (edita Elefant)

No están muy lejanos los días en que Ana repetía obsesivamente «A veces, ni eso», pero la lluvia caída desde entonces trajo enseguida dos clorofílicos vinilos en formato EP, a los que ahora ha seguido un tercero, cierre del círculo rematado en CD con el título que preside este texto. La Bien Querida tiene disco nuevo, cosa que trasciende lo noticioso: se trata de una ocasión más para perfeccionar el aplauso con los codos. No sería correcto limitarse a la lisonja educada, ni siquiera al elogio de fan. Aquí se despliega la banda sonora de un viaje al país de las hadas y los trasgos: la alusión a la magia, tantas veces gratuita y empalagosa, hace justicia al camino emprendido por una artista que, sin padecer el síndrome de Peter Pan, parece haber desentrañado la conveniencia de evolucionar en un mundo paralelo, donde la ponzoña, el charol y el serrín no tiene cabida. Este universo tampoco está pavimentado con algodón de azúcar, afortunadamente: se superpone a las visiones cotidianas, solapándolas –Disimulando es puro acíbar administrado con manoplas de seda, y Ojalá estuvieras muerto continúa la misma historia venenosa– y dejando espacio para el vagar de todos los fantasmas invitados a la expedición. Geometría existencial mezcla Soda Stereo, Ministry, Siouxsie y Clan Of Xymox; el cierre, Muero de amor, podría haberlo firmado Yazoo. Demasiado para el cuerpo.

Premeditación, nocturnidad y alevosía - La Bien Querida

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