Malcolm McLaren y Vivienne Westwood escribieron su credo estético hace cuarenta años, y el punk (las dos terceras partes de aquello que empezaba por Vive rápido) está más vivo que nunca. El CA2M bucea en su huella actual, sin obviar la vista atrás.
Qué: Exposición
Cuándo: Hasta el 4 de octubre
Dónde: Móstoles, Madrid (CA2M – Centro de Arte Dos de Mayo)
La aparición y posterior consolidación del punk dentro del mapa socioestético mundial llevó aparejada una línea plástica, como toda tendencia que llega a la edad adulta en diversos rincones del planeta. En este contexto, el punk exhibe un doble filo: la violencia del impacto visual frente a lo teóricamente efímero (rabia, rapidez, no future) de su eclosión. Malcolm y Vivienne prendieron la mecha desde el 430 de Kings Road (nada que ver con la elegantona boutique actual de Vivienne en Conduit Street) y CBGB avivó otro fuego desde el Bowery neoyorquino. Por la Península Ibérica, el País Vasco y Cataluña fueron (y siguen siendo) los focos. En esta muestra, que también alude a los postulados de Greil Marcus sobre los antecedentes del punk, se otea el «antes» para centrar el foco en el «ahora». El comisariado de David G. Torres abunda en la huella, la actitud y el reflejo punk en la cotidianidad de esta segunda década del Siglo XXI, hecho que se extiende a todos los renglones sociales. La muestra bucea en el ruido, la negación, la violencia, la angustia ante la alienación, el nihilismo, la libertad de lo explícito en el terreno sexual; la música y la imagen son los elementos de continuidad que, al mismo tiempo, sirven de asideros sensoriales para la completa asimilación de una forma de vida única. Tesoros: los trabajos del cartelista Raymond Pettibon, la impronta de Basquiat o el discurso certero de Guerrilla Girls.
