Tras la escisión de Pereza, Rubén Pozo se erigió en el outsider oficial del dúo. En este disco recupera modismos canallas de su antigua banda; vinagre y sal para curar heridas y dar sabor.
Qué: Disco (edita Octubre/Sony Music)
Rubén Pozo siempre se ha distinguido por ir a su bola, incluso en los días dorados de los Pereza multivendedores. Es un verso libre, de voz quedona (casi bufa a veces) y visión de 360 grados en la calle, que le sirve a la vez de inspiración y refugio. Chatarrero o Esta es mi canción son, quizá, los dos temas más representativos de esta línea canallita, urbana y deudora de muchos rompehielos, desde Calamaro (sobre todo y todos, con guiño enamorado a Buenos Aires incluido) a Kiko Veneno, Dylan, Charly García, Vicentico o el mismísimo Tom Petty: son espejos, conscientes o no, en el que se mira el discurso de Pozo a la hora de contar historias y espantar demonios personales. El cierre, una rendición fiel y respetuosa al Starman de Bowie, pone el lacre al sobre. La mística del mensaje, cambiante para cada par de oídos receptores, es nítida: al final del día, a pesar de todo, el viento sopla a favor.