Con el aval del Oso de Plata de la última Berlinale se estrena El club en las salas chilenas. Pablo Larraín sigue empeñado en hacer una foto de familia de la injusticia social y ahora le llega el turno a la pedofilia en la Iglesia católica.
Qué: Película (estreno en Chile)
Tras revisar la dictadura de Pinochet en Postmortem, Tony Manero y No, Pablo Larraín mira ahora a los años de transición. Su adolescencia en colegios católicos sirvió de inspiración a esta historia que también exigió ardua investigación. El director chileno indaga sobre «el club de los curas perdidos»: sacerdotes exiliados, curas que, en silencio, fueron apartados de la sociedad. El club combina sarcasmo y humor negro para arrojar una crítica a la institución religiosa y su rol de cómplice en la violación de los Derechos Humanos. Larraín construye la historia de cuatro hombres –Alfredo Castro, Jaime Vadell, Alejandro Goic y Alejandro Sieveking– que viven aislados en una casa bajo un estricto régimen y custodiados por una mujer –Antonia Zegers. Con la llegada de un quinto inquilino –Marcelo Alonso–, el pasado del que todos escapan volverá a decir «presente». El líder de la mítica banda de rock Electrodomésticos, Carlos Cabezas, vuelve a colaborar con Larraín –tras No– en una banda sonora que dispara los niveles emocionales de este mordaz thriller social.