Moviéndose una vez más en el cruce entre tradición y modernidad, el inquieto músico argentino presenta quizás su disco más representativo, un relato delirante que combina electrónica, canción, ritmos del mundo y ciencia ficción.
Qué: Disco (edita Crammed Discs)
«En las tinieblas de un sueño borroso / camino a los tumbos por el suelo rocoso / de una caverna inmensa y ancestral», rapea Axel Krygier en el comienzo de Hombre de piedra, su quinto disco de estudio. En el flow tosco de esas rimas apiladas sobre una base mitad hip hop y mitad spaghetti western está contenida la particular mirada sobre la música de este multiinstrumentista y productor argentino: sus mejores ideas suelen aparecer en el cruce entre lo sofisticado y lo cavernícola. Pero si hasta ahora sus composiciones surgían (o parecían surgir) de un collage de ritmos del mundo hilvanados con tratamiento digital, esta vez Krygier tiene para ofrecer, además, la contundencia de canciones un tanto más redondas, que funcionan más allá de sus métodos. Hombre de piedra, de hecho, puede ser interpretado como un disco doblemente conceptual: las reflexiones de su autor sobre las implicancias de los avances tecnológicos, que solían estar implícitas en sus procedimientos sonoros, hoy se vuelven explícitas también desde el relato, una especie de fábula de ciencia ficción que va de las pinturas rupestres a los cohetes espaciales.