El espíritu orisha tiene una espléndida continuación en este combo, que persiste en el respetuoso despeinado de los estándares cubanos. La primera placa del proyecto sienta las bases de un credo rotundo: electrificar las Antillas para alimentar la raíz y preservar el verdor de las hojas.
Qué: Disco (edita Tomba/Discmedi)
Estaba claro que el final de Orishas no era el telón de las respectivas carreras de sus integrantes. Un lustro y diversos proyectos personales después, varios de ellos (MC Ruzzo, Nelson Palacios, Vladimir Núñez, DJ Tillo) se han confabulado en el gobierno de una nueva nave: Cuban Beats All Stars. El resultado no sorprende, ni la sorpresa se pretende: guayabera, zapaticos blancos y canotié en el sustrato, tumbao y scratch, electrónica y fraseo, guaracha del nuevo milenio que roba corazones más allá del universo hispanohablante. El recorrido del disco va desde la apertura festiva con Cubañol o Back Benny (hermosa reverencia al Sonero Mayor, que Orishas ya había hecho en el terreno fílmico hace una década) a la crítica social de Razón, La cuerda y Lágrimas rojas o la magia de ese Rap con songo que reclama la dignificación del concepto mestizo. Grabado en Madrid, mezclado en Los Ángeles, el álbum cuenta con las colaboraciones de Fernando Hurtado, Joulien Ferrer, Yuvisney Aguilar y su batá, Negri en guitarra y voz, Manuel Machado o Rafael Águila, entre otros. Se cuenta con una paleta cromática inagotable que, además, está bien administrada: los alardes se ponen al servicio del fin común.
