Desde Perú, tamizada por Barcelona, Solange Jacobs ha dibujado con su voz un particularísimo universo sensorial, a medio camino entre la oración levitante y el desahogo.
Qué: Disco (Edita Buh)
Cuatro años después de The Image Lovers, la peruana Solange Jacobs saca nueva pieza de seis cortes con su proyecto Fifteen Years Old. David Acuña, como en el primer envite, vuelve a producir el trabajo, tarea a la que se unen ahora el argentino Daniel López Quiroga y el peruano radicado en Barcelona Alberto Cendra. Solange (que también se ha encargado del arte del disco) es brutalmente etérea: canta, ora, pagana y divina en dosis alícuotas, repartidas a lo largo de las canciones con un pincel similar al que se usa para lustrar el pavo al horno. Cada resorte sensorial tiene su momento preciso de liberación: todo emerge de la voz, superpuesta, en loop, fría en su calidez, desplegada tonalmente como el plumaje de un pavo real nacido y crecido en el Ártico. La canción que da nombre al disco es, sin duda, la más representativa del credo personal de su autora: letra por letra, Solange usa palabras que dibujan su universo personal: del sexo a la religión, el activismo político, el deseo, la poesía, la ensoñación, el choque crudo con la realidad.