Con un lenguaje propio, (me llamo) Sebastián presenta La belleza, su cuarto trabajo de estudio, con el que busca agradar a sus confidentes, atraer nuevos feligreses y contar lo que todos ven, pero que muchos prefieren ignorar.
Qué: Disco (independiente)
Sebastián Sotomayor es un cronista de excelencia. Así lo insinuó en El hambre (2013), álbum que lo puso en el mapa, donde contaba de su vida, su entorno y cómo sobrevivir a un mundo donde no hay espacios para perdedores. Ahora, pasados dos años y con la buena cosecha obtenida por sus canciones, Sotomayor no da ni un paso en falso.
La belleza, disco compuesto por once canciones, funciona como un estado de contemplación del lugar alcanzado y entrega más de lo que agradó a quienes seguían los pasos de (me llamo) Sebastián y a aquellos que se sumaron a sus andanzas. Es un trabajo amable, complaciente y con mucho sentido del humor. La consolidación de un código y estilo propio, que va desde los adornos vocales –y corales–, a los arpegios en el piano y todo el imaginario melódico que está detrás de sus crónicas.
Además, con amigos como el mexicano Torreblanca, el dúo peruano Alejandro y María Laura, y sus compatriotas Mon Laferte, Gepe y Nano Stern, alcanza puntos tan altos como Masaje, Está bien ser lo peor y A la mar. Así, La belleza se convierte en un álbum que reitera las claves para ser un ganador siendo un perdedor.